El lipofilling es la técnica quirúrgica que utiliza grasa del propio paciente como material de relleno para tratamientos de estética.
Se puede utilizar tanto a nivel facial (aumento o perfilado de los labios, surcos nasogenianos, líneas de marioneta, pómulos, mentón, órbitas, ojeras, dorso nasal*…) como a nivel corporal (mamas, glúteos…). También está indicado para el tratamiento de cicatrices, por la capacidad regenerativa que aportan las células madre que acompañan al tejido adiposo.
Como ventajas sobre los materiales de relleno sintéticos está que se trata de un material que el cuerpo reconoce como propio y que a pesar de que existe un porcentaje del material que es previsible que se reabsorba en un primer momento, una vez estabilizado perdurará en el tiempo. Además, la alta concentración de células madre que provienen del tejido adiposo actúa mejorando claramente la calidad de la piel y regenerando el tejido.
A nivel facial pueden ser necesarias 1 ó 2 sesiones que se pueden llevar a cabo bajo anestesia local + sedación y de forma ambulatoria. El efecto es inmediato, pudiendo existir un pequeño componente de inflamación que en principio no interfiere en la vida cotidiana del paciente.
¿Cómo obtenemos la grasa?
La grasa de obtiene mediante una liposucción especialmente cuidadosa y con unas cánulas especiales para evitar romper los adipocitos (células de grasa). A continuación, el material obtenido es sometido a un proceso de centrifugación que permite seleccionar las células de mayor calidad para el tratamiento y descartar los componentes innecesarios.
*La inyección de grasa en el dorso nasal permite modificar la forma de la nariz sin cirugía, por ejemplo para disimular una giba o abultamiento del dorso.
